Tiene callos en el alma de aguantar los embates de la vida. De resistir. De andar por senderos polvorientos con sandalias desguazadas.
Se ha forjado en cien mil batallas en su largo espacio de vida. Ha caído y se ha levantado otras tantas veces, construyendo fortalezas donde no las había.
Ha aprendido a forjar su destino en solitario. Conversando
consigo. Sacando fuerzas de flaqueza. Cantándose en silencio o gritando a voces
su impotencia.
Pasión, tiene callos en el alma, por eso ya no le duele, y si le
duele se aguanta.
Abre los ojos y se obliga a vivir con ganas. A caminar contra
vientos y mareas. A poner en pie el ahora y salir a su encuentro. Es maestra en
construir apoyos. En restañar heridas. En deconstruir tragedias. En partir
desde la nada y a costa de esfuerzos, alcanzar la meta.
Pasión tiene callos en el alma y en la cabeza. Eso la hace
más fuerte. Cuando la vida aprieta, cierra los puños y se lanza sin pensarlo a
ella.
Con la frente bien alta y la mirada serena. Con una melodía
en los labios y una sonrisa, que estrena cada mañana cuando atraviesa su puerta.