miércoles, 23 de julio de 2014

Némesis




Sólo a los más próximos hay que decir las buenas noticias, a los más cercanos, quizás un puñadito de a tres. Sólo a ellos hay que transmitir lo bueno que nos pasa, los logros conseguidos, las metas alcanzadas. La envidia es un cuchillo de doble filo que siega sueños y espanta esperanzas, hiede y enfanga, contamina, destruye y mata.

Sólo al oído del viento hay que susurrar con boca anónima las buenas noticias, para que las lleve en su lomo de niebla y sal, tan lejos, que a nadie inquiete o agite. Que no provoque, contra nosotros, la furia desatada de los cielos.

Sólo en la coraza del pecho hay que guardar los buenos momentos, la sonrisa limpia envuelta en celofán, para que no perturbe el agua dormida.

Sólo así podremos salir indemnes del ataque de los celos que anula verdades y quebranta sueños.

Sólo la discreción puede salvarnos de la feroz embestida, tras haber conseguido a ojos ajenos, fugaces Prometeos, el fuego de los dioses.

 

miércoles, 9 de julio de 2014

Candombé



 
Llevo un músico encerrado en el alma. Un músico enterrado en las entrañas, oculto en cada pliegue de la piel, envuelto en la cadencia que asalta mi cuerpo como un sortilegio. Veneno que irradia su poderoso influjo y vive conmigo.

Lenguaje ardiente y sincopado que altera mi alma trastocando en gozo los momentos dormidos. Exaltación permanente en la inmensidad que diluye la angustia en deseos mordientes y cópulas alborotadas de luz.

Me cerca la armonía salvaje, dulce arrebato que embriaga y exalta la añoranza del ser dormido anestesiado por la realidad que vibra en el cántaro de los miedos. Lastrado por la incapacidad del mundo. Duende que reposa en el subsuelo del olvido atento a la campana que le arrebate del sueño.

Músico encerrado en mí, oculto en los pliegues de la piel, te debo un despertar de caderas armónicas y dedos lanzados al galope por los pentagramas de la realidad, hechos tú y yo música en plenitud, ritmo y son.