sábado, 5 de junio de 2021

Es bueno

 


Es bueno en estos momentos de aislamiento mantenido saber que le importamos a alguien. Alguien que en su soledad y en la distancia piensa en nosotros, y hacernos uno con él.

Es bueno conocer que nos esperan, que aguardan nuestra sonrisa, nuestra voz, nuestra simiente. Que la indiferencia no acompaña nuestras horas. Que el corazón late llamando a la vida. Que en algún lugar del planeta otras almas nos añoran y nos tocan.

Almas que depositan su ternura y se preguntan si seguimos bien. Si mantenemos enteras las ganas. Si continuamos dispuestos a librar una nueva batalla contra el mal que asola el mundo. Que necesitan que les digamos si somos capaces y aguantamos los embates.

Es bueno entender que no estamos solos y lanzar nuestra imaginación al viento en pos de las caricias que se quedaron en el tiempo del ayer. Cuando todo era primavera, olor a campo y brazos abiertos. Cuando la vida sabía a besos. Cuando cantar y reír era nuestra escuela. Cuando estrechar una mano amiga nos hacía sentir su presencia.

Es bueno intuir que alguien se refugia en nosotros, aunque no estemos cerca. Es trascendental percibir la pujanza del abrazo ausente. La calidez del contacto vespertino. La inagotable incandescencia que destila el cariño de los nuestros. Fuente de fuerza y semilla en el destierro.

Es necesario en cada amanecer, en cada tarde, en cada noche, en cada sueño, en cada despertar, sentirnos queridos para soportar el aislamiento que nos hiere como un cuchillo de hielo que taladra las esquinas del cerebro.