A la luz de nuevas promesas abre los
ojos el día, nada hay nuevo bajo el sol, la primavera estalla en un insolente
despertar bajo el cielo impasible mientras los humanos sueñan caballos de plata
surcando libres las llanuras, mares turquesas y montañas verdes se acurrucan en
sus ojos. Donde el corazón nos lleve, ahí nos encontramos.
La tierra continúa, con o sin nosotros. De hecho, ya nos ha dado un aviso.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz verano.
Los avisos están, escuchar depende de cada uno de nosotros. Colectivamente es... mucho más complicado.
EliminarFeliz verano también para ti, José Antonio.