lunes, 5 de agosto de 2024

Y colorín, colorado...

 


        El tiempo del viaje es el tiempo que no pertenece ni al sitio del cual procedes, ni al sitio a dónde vas.

El tiempo del viaje es un tiempo especial en el cual solamente se disfruta del momento. Por eso a la niña le gustaba mucho viajar y cogía todos los días un tren largo, largo y lento donde se deleitaba mirando los paisajes. 

Se quedaba prendida de los árboles. De los rayos de sol. De las hojas. Del viento. De las nubes. De la tierra. Inmersa en el tiempo que no pertenece a ningún lugar disfrutaba del instante.

Al llegar a su destino, inédito y cercano a la vez, andaba por calles enormes. Todo le maravillaba: el reflejo de la luz en los tejados, los colores de los escaparates, los ríos de gente apresurada, las luces juguetonas de los semáforos, la emisión de sonidos alternos que se superponían unos a otros, mezclados en una catarata iconoclasta y festiva.

Alguna vez se detenía para probar un rico bocado de los tenderetes callejeros, se sentaba en algún banco o lugar acogedor para reponer fuerzas, mientras dejaba volar su imaginación contemplaba su alrededor paladeando con fruición el alimento original.

A la caída de la tarde subía de nuevo al tren largo, largo y lento, donde volvía a deleitarse contemplando todo lo que desfilaba a través de la ventanilla en ese tiempo que no pertenece ni al sitio del cual procedes, ni al sitio a dónde vas. Inmersa en el instante, simplemente vivía. 

 


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