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lunes, 5 de junio de 2023

Estrenando primaveras

 


Como dos pajarillos posados en una rama, dos muchachos sentados en el banco de piedra gris, acercan sus bocas en un beso que apenas si roza los labios. Después se despegan y dejan el gesto en el aire. Ella, melena castaña que se mueve según gira la cabeza. Él moreno de pelo y ojos directos que miran de frente. Los dos se acercan y depositan un nuevo beso, liviano, frágil.

El cielo encapotado enmarca la imagen del inicio del amor en la ya cercana primavera. La que sienten al tocarse, cuando el pulso se acelera y el presente es un torrente de ternuras. Comienzo de su historia en la mañana quieta.

El autobús arranca y mi cabeza almacena esta viñeta. Bella estampa en la calle madrileña. Es la hora en que los adolescentes tempranos salen de la escuela. Su refugio, el banco solitario, donde, aislados de todo, estrenan emociones nuevas.




domingo, 5 de febrero de 2023

Renacer

 


La muerte extiende sus huestes en avanzada circular. Cerca territorios conocidos.  Contamina. Hiere. Anula. Cada voz conocida se transforma en mensajera de malas noticias. El mundo personal que me rodea es dolor, vidas frustradas, vejez. Caen los amigos en sucesión, abatidos como las fichas de un dominó. Del bosque antes poblado y espeso desaparecen robustas especies centenarias. Nadie escapa al avance del tiempo y a la evolución natural: Principio, desarrollo y fin.  

En este paisaje desolador de anticipados futuros negros, surge el milagro. Un canto a la vida llama a mi puerta. Canto de sirena. Borrachera de los sentidos.  Júbilo y estreno. Renacimiento en plenitud. Emociones y dichas nuevas. Es difícil no dejarse arrastrar por la ola que llega y revuelve, agita y despierta sensaciones dormidas en el alma. El cuerpo hecho campana multiplica en gozo la buena noticia y canta y se alegra. Ríe y vibra. Se regocija. Es la fuerza vital que atropella y dibuja soles irisados en el paisaje presentido del invierno que se acerca.

Hoy, todavía otoño, el milagro del amor retoña con sabia nueva y extiende al aire nuevas ramas que la cabeza atropellan. ¡Bienvenido sea!



viernes, 5 de agosto de 2022

De repente el vacío

 



A las voces de los niños les sucede el silencio que amortaja las horas. Se descompone la medida del tiempo que vuelve a ralentizar sus pasos de minutos contados. 

Es difícil sustraerse al sentimiento de pérdida, breve, temporal, anecdótica. El cerebro recompone su estructura de lógica comprensión y la tristeza se convierte en risa compañera y amiga. 

Retienen las neuronas el recuerdo de los espacios y tiempos compartidos. El alma se alegra y echa a volar al son de su risa contagiosa y al compás de sus juegos. Dulces horas que le cambia el paso a la vida en un sortilegio de danza en el infinito.


viernes, 6 de mayo de 2022

Aunque no lo parezca

 

A Consuelo siempre le ha costado vivir. Desde que fue consciente de que el alma duele más que el silencio. Desde que supo de la pérdida. Del desarraigo. Del sufrimiento. Desde que fue consciente de que el mundo aúlla como un perro en la oscuridad. Le costó vivir. Aprendió a hacerlo. Y emprendió caminos surcando mares de sueños. No se engañó entonces ni lo hace ahora.

Conoce lo que sucede a su alrededor, y a pesar de ello, remonta y alza el vuelo. Dibuja sonrisas. Presta atención a lo pequeño. Arma de coraje los días. Tiembla de amor en los encuentros. Susurra al oído del que sufre. Alimenta el tiempo del placer. Espolea sus extremidades para que obedezcan. Las empuja a que se muevan y bailen la danza desordenada de las horas. 

Siempre le ha costado vivir. Poner en pie el día y conseguir que camine. Ejercicio que practica a diario con gran empeño. A cambio encuentra pequeñas grandes victorias que compensan su esfuerzo.

Siempre le ha costado vivir. A pesar de ello es la mejor vividora que conoce. Acepta el devenir de los hechos. Se apoya en su entramado particular para exprimir cada momento, forjando sendas, en el bosque ancestral donde germina el futuro.

En esas está. Cumplidora de su mayor precepto. Ser consecuente. Trenza retazos de realidad con entramados de quimeras. Con la firme decisión de ser fiel a sí misma y apurar los años que le quedan.

Sin perder de vista las circunstancias que sacuden el mundo, una vez más, enarbola la sonrisa por bandera y pone en pie, el día que comienza.


 

sábado, 5 de junio de 2021

Es bueno

 


Es bueno en estos momentos de aislamiento mantenido saber que le importamos a alguien. Alguien que en su soledad y en la distancia piensa en nosotros, y hacernos uno con él.

Es bueno conocer que nos esperan, que aguardan nuestra sonrisa, nuestra voz, nuestra simiente. Que la indiferencia no acompaña nuestras horas. Que el corazón late llamando a la vida. Que en algún lugar del planeta otras almas nos añoran y nos tocan.

Almas que depositan su ternura y se preguntan si seguimos bien. Si mantenemos enteras las ganas. Si continuamos dispuestos a librar una nueva batalla contra el mal que asola el mundo. Que necesitan que les digamos si somos capaces y aguantamos los embates.

Es bueno entender que no estamos solos y lanzar nuestra imaginación al viento en pos de las caricias que se quedaron en el tiempo del ayer. Cuando todo era primavera, olor a campo y brazos abiertos. Cuando la vida sabía a besos. Cuando cantar y reír era nuestra escuela. Cuando estrechar una mano amiga nos hacía sentir su presencia.

Es bueno intuir que alguien se refugia en nosotros, aunque no estemos cerca. Es trascendental percibir la pujanza del abrazo ausente. La calidez del contacto vespertino. La inagotable incandescencia que destila el cariño de los nuestros. Fuente de fuerza y semilla en el destierro.

Es necesario en cada amanecer, en cada tarde, en cada noche, en cada sueño, en cada despertar, sentirnos queridos para soportar el aislamiento que nos hiere como un cuchillo de hielo que taladra las esquinas del cerebro.




lunes, 5 de octubre de 2020

Días de estreno

                                    


Nuevo día, nuevos comienzos y la risa alegre de los niños alborotando el tiempo. Cruzan veloces las nubes y un airecillo fresco recorre como una caricia sus cabellos.

La mañana diferente esparce su esperanza al mundo cual semillas de futuro que germinan en los sueños. 

Todo ha cambiado en este despertar en que los niños acuden con ilusión al colegio sin importar que una máscara dificulte sus movimientos.

Ahora son, más que nunca, ojos abiertos que miran a su alrededor construyendo el futuro que solo a ellos pertenece. Nuestro privilegio es verlos avanzar sonriendo.

Comienza una nueva mañana, se estrena un día nuevo y la vida con toda su fuerza levanta el vuelo.



sábado, 5 de septiembre de 2020

Hormigas


Con este ardor de hormigas rojas que recorre mi cuerpo es imposible dormir, el desvelo se adueña del instante temprano enganchado a las manecillas del reloj.

Todo se queda quieto, el aire gordo del verano madrileño acorrala la certidumbre en pausa del pensamiento.

Escucho el apenas perceptible recorrido de la sangre por el cuerpo, la lumbre que reverbera caliente, que aplasta la voluntad y el movimiento.

Nada se puede hacer, salvo permanecer estática como la tortuga en la roca, sin mover una pestaña, para ahuyentar cualquier signo de combustión.

Tórrido verano que cerca como un amigo incólume al desaliento.

Batalla por ganar en el resistir diario que a veces desorienta y duele como una herida vieja.





domingo, 5 de julio de 2020

Continúa la vida imparable

      
                         
A la luz de nuevas promesas abre los ojos el día, nada hay nuevo bajo el sol, la primavera estalla en un insolente despertar bajo el cielo impasible mientras los humanos sueñan caballos de plata surcando libres las llanuras, mares turquesas y montañas verdes se acurrucan en sus ojos. Donde el corazón nos lleve, ahí nos encontramos.


martes, 5 de mayo de 2020

Es preciso




Se desliza el tiempo sigiloso ocultando el paso de los días. Nada rompe la monotonía salvo el vuelo libre de los pájaros surcando el cielo.

Es preciso reconducir los pensamientos y volar tan alto como ellos hasta donde las alas nos den. Hasta dónde el espíritu nos provea del alimento esencial.

Volar al país de praderas verdes y cascadas blancas. Caminar desnudos entre los árboles y bañarnos en playas doradas al sol del estío. Es preciso, mi amor, recuperar los sueños.

Ahora, que el embate de la vida nos roba las horas que nos pertenecen en este último contar de los años. Preciso es alzar la cabeza y no rendirse.

Precisó acunar al niño interior entre los brazos y mitigar sus miedos. Preciso descubrir cada amanecer tu sonrisa junto a la mía y marchar de la mano hasta donde habita la esperanza.

Preciso es, permanecer.



miércoles, 16 de octubre de 2019

Ruidos que acunan




A veces, muchas, me preguntan cómo puedo vivir en el centro de la gran ciudad, rugidora y cambiante, ruidosa, estrambótica, poco acogedora según ellos, los que se extrañan de mi elección.

- Yo no podría, me dicen arrugando la nariz en un gesto mezcla de asco y rechazo.

¡Qué bueno! me digo yo. Qué bueno que no todos los humanos tengamos los mismos gustos.

A mí me acunan los ruidos, sinfonía bien orquestada que arriba a mi sueño.

No me gusta el silencio de los cementerios. Me estorban las conversaciones en aullidos alargados o en ladridos sonoros y repetitivos resonando en la noche. Me aburre el repiqueteo de las patas sobre el tejado y la vacuidad de los jardines callados. Me entristece la oscuridad cercando mi casa

Yo soy de asfalto, urbanita hasta la médula, carne de bar y aperitivo, de cine y escaparates iluminados, de luces brillantes, de calles vitales abiertas en bifurcaciones de pasos transeúntes.

Me siento viva y acompañada en este río de gente que deambula sin estorbarse, que se ríe, habla, camina, entra y sale poblando las aceras.

Vivir en el bullicio sin excesos, no en la dislocada distorsión de una sobrecargada urbe. La multitud hecha río incontenible que apenas permite el movimiento, me ahoga. No es eso lo que quiero.

Yo soy de barrio, vibrante y quieto, donde persiste el anonimato mezclado con la cercanía, donde los vecinos se saludan y no se molestan, donde la vida fluye en sincronizada melodía y el tiempo discurre sustentado en la voz distinguible y única que arropa las paredes del lugar que habito.




jueves, 20 de julio de 2017

En la guarida de la fiera


                                   

Y fui arrastrada a las profundidades de la guarida de la fiera. Maniatada. Amordazada. Hundida en el rincón más lóbrego, aguardando sin saber mi destino.

Con el tiempo supe que estaba en la despensa, mantenida como posible tabla de salvación. En caso de ser necesario, sería devorada, poco a poco, cogiendo las partes de mi cuerpo que sirvieran como alimento, sin arrancarme la vida.

A trozos. En porciones. Consumida lentamente. Espaciado. Mientras, mis ojos permanecían ausentes. Mi voz no estallaba. Mis oídos no escuchaban. Pero, mi corazón latía acorde. Sistólico. Constante. Pertinaz. Único. Redondeando el ritmo que resonaba en la caverna de la guarida de la fiera.


 



domingo, 18 de junio de 2017

El corazón del Coro


Imagen cortesía de la Red

¿Alguno de vosotros ha oído hablar del latido del coro? Yo sí. Y no sólo he oído hablar de él, sino que he percibido su palpitar en directo, apretando la sangre en mis venas, erizando la piel, estremeciendo el pulso en la garganta.

El corazón del coro trepida en cada laringe, se impulsa vibrante en cada voz, resuena multiplicando los ecos y acalla disonancias.

Este Coro sueña y ama, se entrega y agita, se pierde y se olvida, se encuentra y resucita hecho armonía.

De sus cuerdas arrancan, más que notas, emociones cálidas que impregnan las almas. Hay complicidad, entusiasmo, valor, picardía, juegos, amanecer.

Es un coro con entrañas que invade espacios sonoros de luz y despierta mañanas.

El coro del que yo os hablo, mi coro, tiene un gran corazón que entrega en cada embestida de la voz, extendiendo en ondas sonoras un caudal de amor.

                                                                                                                                       A mi  Coro Galileo                                                                    

 

 

viernes, 7 de octubre de 2016

Visita




Has venido a visitarme dejando un perfume de rosas blancas envuelto con la sonrisa serena y el suave tacto de tus manos.

Has llegado en la madrugada aportando tu mundo de luz al espacio oscuro donde a veces se esconde mi alma.

Tu voz, cascabel de plata, me ha hablado de realidades diáfanas en mundos libres y enteros donde florece en plenitud la vida.

He sabido a través de ti que somos una proyección que habita espacios irreales en mundos paralelos que interactúan a través de los sueños. Punto de fuga.

He almacenado tu fuerza, energía pura en movimiento que calma y enardece, que cura y alienta. Saltando, amparada en tus brazos, corpúsculos de miedo.

Has llegado hasta mí para festejar tu cumpleaños remontando barreras inexistentes, la muerte, la materia, el olvido.

Hoy habrías cumplido noventa y siete años en esta proyección de mundo que imaginamos.

Hoy has sacado de paseo a mi alma atormentada despertando la conciencia dormida que late en su interior y que bulle, alborotada, en esta mañana feliz, henchida de ti.


  

miércoles, 8 de julio de 2015

Mi Habana



                                                                   

La Habana desdibuja su trazo en el lienzo del tiempo, caracolean espirales de luz derramadas sobre poniente abrazando la tarde. Las escasas luces alumbran tibias aceras de raíz y escombro. En los solares el murmullo de voces arracimadas comentan el juego de pelota, el serial de la tarde, la escasez de la bodega, el cambio del peso.

Los niños sueñan paraísos que no existen y al volver de la escuela remedan jugadas con pelotas pinchadas, bates de palo y guantes demasiado grandes para sus manos pequeñas.

Las fichas de dominó estallan sobre las mesas. -¡Cooñó! ¡Me la gané! - Trago largo de ron. Las hembras escancian olores cimbreando las caderas.  -¡Ay papi deja eso! vámonos pa guaracharrr! -Ronroneos desgranados en la oreja.

Y así da comienzo el baile. El ritmo de los tambores imanta a cuantos llegan, las vecinitas más bellas, uñas de esmaltes dorados, chancletean con cadencia, piernas y brazos al aire brillantes por el sudor. Las sonrisas de los machos, ajustando movimientos, acuden a la contienda.

La noche, hecha son, rumbea danzas caribeñas, los ojos se buscan, las intenciones se encuentran y enlazados, en pareja, se arrastran a la pasión que los ritmos aceleran.

Amanecer de sol blanco escurriendo en los tejados, sabor a melaza y ron. Los flamboyanes, brochazos anaranjados, pintan el azul del cielo. El aroma del café que burbujea en la lumbre invade los sentidos. 

Desparramada en latidos la ciudad emerge tras la noche negra. Las olas baten el malecón. Un par de amantes se alejan con desgana. A lo lejos una voz  Maní… maní recién tostao… Llévese un cucurucho de maní...- Pasa la vieja de brazos secos arrastrando una cesta, cuando llega al lugar de costumbre se sienta y vocea su mercancía. –Maní….maní recién tostao...

Frente al agro, en un tenderete improvisado, una muchacha ofrece bocadillos de puerco recién asado, más allá venden jugo de naranja, un peso el vaso, reza el cartel. En los puestos multicolores, ají, fruta bomba, boniato, yuca, quimbobó…   ¡Jabitas! ¿Quién quiere una jabita? 

Bulle la vida despertando a la mañana y un nuevo día comienza su andadura en mi Ciudad de La Habana.

 

sábado, 6 de diciembre de 2014

Boceto



Nueva York se despierta alargando la noche. Despereza su lomo de gato caliente entre brumas y sueños. La luz dorada del amanecer deja brillos sonámbulos enredados en las copas de los árboles de Central Park. Los anuncios luminosos, antaño de neón, aquietan el brillo noctámbulo relejado en millones de leds que adormecen sus colores con la llegada del alba.  

Miles de huellas imprimen su paso, tránsfugas de la noche, reconvertidos en incontenible río que inunda las aceras, ficción y realidad alternando con pasos de swing.


jueves, 28 de agosto de 2014

Líbero


Se acostumbro a dirigir su vida como a un barco, capitán y grumete, vela y remo, bitácora y resina. Orientó la brújula hacia el Norte, puso rumbo hacia su isla y danzo al compás del agua cantando su sinfonía. Dueño de todo y de nada arriba a cualquier orilla, inflama en hogueras la noche y cubre con velos el día.

Come cuando tiene hambre, duerme cuando lo preciso, se detiene cuando está cansado y si tiene fuerzas no se para a contar las millas. Despojado de relojes marca su propio tiempo que ensortija a su medida, decide cuando entra y cuando sale, si vela o duerme, si muere o germina.

La libertad, compañera de sus noches y sus días llegó sin mandarle aviso, arrancó los arbustos del miedo, desbrozó cobardías, arrincono obstáculos él desprevenido de avisos le hizo un hueco a su lado, marcó el terreno y echo raíces de valor y orgullo, de calma y osadía.

Desde entonces comparten estancias, pensamientos, amaneceres, desidias.

Anclados en la ensenada, contemplan desde el castillo de proa el transcurrir de la vida, dejando que el viento meza en soledad, la libertad compartida.

 


miércoles, 9 de julio de 2014

Candombé



 
Llevo un músico encerrado en el alma. Un músico enterrado en las entrañas, oculto en cada pliegue de la piel, envuelto en la cadencia que asalta mi cuerpo como un sortilegio. Veneno que irradia su poderoso influjo y vive conmigo.

Lenguaje ardiente y sincopado que altera mi alma trastocando en gozo los momentos dormidos. Exaltación permanente en la inmensidad que diluye la angustia en deseos mordientes y cópulas alborotadas de luz.

Me cerca la armonía salvaje, dulce arrebato que embriaga y exalta la añoranza del ser dormido anestesiado por la realidad que vibra en el cántaro de los miedos. Lastrado por la incapacidad del mundo. Duende que reposa en el subsuelo del olvido atento a la campana que le arrebate del sueño.

Músico encerrado en mí, oculto en los pliegues de la piel, te debo un despertar de caderas armónicas y dedos lanzados al galope por los pentagramas de la realidad, hechos tú y yo música en plenitud, ritmo y son. 



domingo, 19 de enero de 2014

Si supieras...



Si supieras que cada mañana planea tu sombra quebradiza sobre el alfeizar de mi ventana hecha viento. El humo de tu sonrisa escala las paredes del sentimiento y me abro a ti como una flor cuajada de rocío en el otoño vencido. Hueles a tierra y mar embravecido.

Llegas desde el abismo del tiempo que abjuró de sus miserias para hacerte luz y cadencia. Me envuelves en vida hecho abrazo y tiempo detenido en la deshora de los sueños. Sólo tú ahuyentas el silencio que amenaza a veces con esconderse entre las paredes y jugar al escondite del olvido. Añoro verter mi voz en tu sonrisa y volar por las nubes, desprendidas las manos de oquedades, arrastrada hasta el delirio.

Si supieras que las noches enlazan con el día en un alarde de luz y esperanza, que pájaros al vuelo rompen las claridades del alba y se fraguan dichas, caracolas de leche y miel. 

Si supieras cómo me gustas cuando tu boca se enreda en mi pelo y avientas con tu voz intrépidas mariposas de sombra enredadas en los surcos de mi frente. 

Que me siento entera escondida entre tus brazos de flor y canela. Que rindo silente tributo al horizonte, planeta brumoso que olvida el mañana. Que pierdo y gano en el embate de tu cuerpo, brioso corcel que cabalga mis llanuras.

Que tu arrojo revuelve mi sangre cuando despliegas las velas. Cuando invades la cresta de la ola alborotando con tu grito desgarrado la quietud del silencio y te derramas en vértigo contagioso mitad risa, mitad llanto.

Si supieras que cada mañana se descorren las cortinas del cielo y mi paso se hace seguro sobre la tierra grávida que amortigua tu huella, voluta frágil a merced del tiempo.

 

viernes, 1 de noviembre de 2013

Inmersión



Sumergirme, llenarme toda yo del agua sagrada que espanta miserias, el polvo invasor huye en desbandada loca dejando en su abandono respirar la piel a sus anchas, el agua, bendito elemento atronador y efímero pasea su lengua de cristal, me posee con su cálido deslizar adentrándose por todo resquicio, inunda, empuja suave y entra tomando posesión de cada poro de la piel, de cada orificio, penetra en tromba por los túneles negros que abren sus compuertas y el líquido burlesco se cuela de rondón en el baile que acomete el cuerpo zambullido envuelto y poseído en el profundo pozo, inundado de placer.