martes, 16 de abril de 2013

Sin edad

Cortesía de la Red

Me niego a que se prejuzgue por la edad en esta sociedad donde sólo lo joven vende, donde el culto al cuerpo es una devoción, donde se aísla a los viejos porque además de no reconocerles valor alguno se les arrincona y esconde porque afean y distorsionan el entorno familiar.

Igual que en esos concursos donde se escucha cantar con los ojos tapados para valorar sólo la voz sin distracciones ajenas a lo puramente musical, así se nos debería conocer a todos, sin fechas, sin afeites, sin tiempo.

El alma no tiene edad, dicho así parece un eufemismo, nada más cierto. Somos el resultado de nuestros sueños, de nuestras ilusiones, de nuestras esperanzas.

El trazado de la vida imprime su huella enhebrando aconteceres y experiencias que a veces suma, otras, resta y en algunas ocasiones ni lo uno ni lo otro en función de cómo cada cual experimenta sus vivencias.

El almacén del alma atesora desde el comienzo de la vida lo que somos. Viene con nosotros la capacidad de asombro, el entusiasmo, la entrega, el coraje, la voluntad, la fuerza.

Sorprende encontrar desde la más temprana edad las características complejas de la personalidad, en la criatura incipiente que apenas aterrizada en el mundo, muestra su carácter en un sello personal que la acompaña hasta que vuelve a traspasar la puerta.

Descubrimos complicidades, al margen de los años, cuando estamos despertando al mundo en personas de avanzada edad, tan similares a nosotros que no se diferencian de los coetáneos generacionales. A no ser porque en muchos casos los compañeros de años resultan insulsos y desprovistos del atractivo que se suponen tendrían que tener por el simple hecho de ser similares en edad.

Y así acontece a lo largo de la vida. No por pertenecer a la misma banda generacional estamos hermanados en gustos y ambiciones, apetencias y sincronías.

Resonamos con aquellos que descubrimos hermanos de sueños, hambrientos de esperanzas. Como nosotros, huérfanos en una tierra desolada que forzosamente habitamos orientando la mirada a las estrellas, o como locos camaradas de aventuras y copas, de juegos y risas, de amaneceres tórridos y blancas noches de satén.

Compinches de aventuras y sueños. De juegos y esperanzas. De desolaciones compartidas. De fugaces tormentas emocionales. De formas y maneras de encarar la vida. Cada uno a su manera y en su sitio. Compartiendo todo aquello que les acerca en la esencia invisible del ser.

No importan los años que a cada cual le marque el inventado calendario cronológico. Todo sucede en otro plano, lejos de la realidad tangible y de la envoltura transitoria.  

 

        

4 comentarios:

  1. Estoy muy de acuerdo con lo que dices, Maica.

    En relación a la primera frase que has escrito te contaré que en Chile me ha llamado mucho la atención el hecho de que las personas más mayores, las que afean la sociedad, sigan en sus puestos de trabajo. En el super, en las oficinas, en general formando parte de un todo. Me lo estoy preguntando desde el primer día: ¿Por qué en España no se ve nada más que caras bonitas en las recepciones de las oficinas? ¿Por qué no poner personas con experiencia?

    En fin, que me ha gustado mucho tu post :-)

    Besos!

    ResponderEliminar
  2. Gracias Fani, me alegra que te haya gustado.... Tienes mucha razón en lo que dices respecto a Chile, yo también lo he observado cuando he viajado a los países del llamado tercer mundo, en ellos no sólo es que no afeen o estorben, es que se valora la experiencia que atesoran y siguen formando parte del día a día dentro de la familia y de la sociedad, sin exclusiones de ningún tipo.

    Con respecto a seguir trabajando me llamó la atención en mi primer viajes a EE.UU que allí también trabajan hasta la edad que ellos decidan, a tiempo parcial, en distintas modalidades. Claro no sé si eso es porque no tienen suficientes recursos para vivir y tienen que seguir haciéndolo.

    También en mi no discriminación en base a la edad hago hincapié en valorar a la juventud tan denostada por algunos, que enjuician a muchos por unos pocos, incapaces de ver los valores que van intrínsecos con las personas al margen de la edad cronológica.

    Disfruta todo lo que puedas de tu aventura chilena.

    Besitos

    ResponderEliminar
  3. Corto y bello texto en el que la reflexión poética que realizas la comparto y me uno. Todos somos necesarios y es bueno que existan poetas que lo ensalcen y alaben tan bien como tu lo haces. Gracias.

    ResponderEliminar