miércoles, 24 de abril de 2013

El cambio


 
Cuesta salir del refugio caliente y en penumbra, desembarazarse de golpe y salir del útero protector que nos brinda el invierno, despertar las pupilas adormecidas en la plácida claridad tamizada a través de la ventana.

Cuesta desperezarse y romper la dulce entrega interior que alumbra y germina en dicha serena y abrir la vida al fulgor descarado y brillante que transforma los objetos, que reverbera en las calles, desapacibles rayos de luz que rebotan sobre las paredes blancas que les sirven de espejo.

Al fin el letargo se rompe y surjo de poquito a poco, emerjo de puntillas, asomo la cabeza con cautela, extiendo los miembros aletargados por el sosiego de las lluvias pasadas.... rompo de golpe el silencio y me vuelco, ardiente llama, pícara sonrisa, ojos abiertos.

Estreno sensaciones que cabalgan por mi cuerpo, expando las alas y vuelo, irrumpen en mí, remolinos locos de proyectos que golpean el cerebro y entro a saco, a por todas, a beberme la vida y comerla a dentelladas y me visto ¡Me visto de luz en esta nueva primavera!



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